¿Has escuchado sobre la violencia sexual infantil?

La violencia sexual infantil ocurre cuando una persona utiliza a un niño, niña o adolescente para algún tipo de actividad sexual, abusando de su poder como figura de autoridad y de la confianza que la víctima le tiene, generando secuelas emocionales y psicológicas en las víctimas, por lo que es considerado un problema de salud física y mental.

Este tipo de violencia puede suceder en la familia, dentro de la escuela o en un centro de protección infantil, pero también puede ejercerla algún vecino, un profesor, un orientador espiritual, un médico o personas desconocidas.

Los abusadores y violadores sexuales pueden ser de cualquier clase social, vivir en las ciudades o en las zonas rurales, tener cualquier escolaridad o profesión, pertenecer a cualquier raza o religión, ser hombre o mujer o ser joven, adulto o anciano.

Los tipos de violencia sexual infantil más comunes son el abuso sexual, que consiste en besos, caricias y tocamientos del cuerpo con intenciones sexuales, y la violación sexual, que es la acción en la que la víctima es sometida en contra de su voluntad a una penetración del pene en la vagina, el ano o la boca. Ambos casos pueden ocurrir por un tiempo prolongado o como hechos aislados y puntuales.

Es importante tener en cuenta que no siempre se abusa de los niños, niñas o adolescentes por la fuerza, algunas veces la persona agresora se aprovecha de la confianza o el cariño que le tiene la víctima, así como de la influencia que ejerce sobre ella.

Otros tipos de abuso sexual infantil

  • Hablarle a un niño, niña o adolescente sobre sexo o enseñarle fotos, videos o dibujos sexuales.
  • Tomar fotografías sexuales de un niño, niña o adolescente.
  • Obligar a un niño, niña o adolescente a mirar pornografía.
  • Hacer que un niño, niña o adolescente vea o escuche a personas mientras tienen relaciones sexuales.

¿Cómo saber si un niño, una niña o un adolescente sufre violencia sexual?

  • Presenta problemas con el control de esfínteres: defeca y orina sin poder controlarlo.
  • Con frecuencia presenta sangrados, infecciones y expulsa secreciones intensas.
  • Presenta dificultades de atención, concentración y memoria.
  • Presenta dificultades, miedos o pesadillas intensos al ir a dormir.
  • Se pone muy nerviosa o nervioso cuando aparece una persona concreta (aunque sea de la familia).
  • Manifiesta mucha tristeza, depresión y/o ansiedad elevada.
  • Sus conocimientos sobre sexualidad son inapropiados para su edad.
  • Presenta cambios repentinos en el apetito sin causa aparente.
  • Tiene dificultades para caminar o sentarse.
  • Permanece siempre en estado de vigilancia extrema y alerta.
  • Retraimiento social: quiere estar siempre sola o solo y no quiere relacionarse con nadie.

¿Cómo prevenir la violencia sexual en niñas y niños?

Es necesario que el padre y la madre dediquen tiempo para hablar del tema de la sexualidad con sus hijas e hijos; así como para darles los conocimientos, las habilidades y la confianza para que se comuniquen:

  • Enséñale que nadie debe tocar su cuerpo y que tiene el derecho de decir “NO”.
  • Enséñale a reconocer sus partes íntimas y que nadie las puede tocar sin su autorización: órganos genitales y sus nalgas; también sus pechos, su espalda, su pancita y su boca.
  • Explícale que debe contar a mamá y papá cuando otra persona adulta le ha tocado su cuerpo.
  • Explícale qué es la violencia sexual infantil. Por ejemplo, cuando un adulto o niños mayores quieren tocar o jugar con sus partes íntimas.
  • Conoce a las personas con las que el niño o niña suele pasar parte de su tiempo.

¿Cómo prevenir la violencia sexual en adolescentes?

  • Enséñales que ellos deciden sobre su propio cuerpo.
  • Dales seguridad para que no cedan a una relación sexual por chantaje, amenazas o bajo presión.
  • Explícales que la autoridad moral de una persona adulta, de la familia o de otra figura de autoridad (maestro, entrenador, sacerdote, etc.) no implica poder sobre su cuerpo.
  • Crea en la familia un clima de confianza y apertura para que puedan hablar de lo que les ocurre o preocupa.

Hay que tener en cuenta que los familiares, los profesores y el personal de salud tienen un papel fundamental para detectar los indicios o señales de la violencia sexual infantil, así como para proteger a la víctima.

¿Qué hacer si conocemos un caso de violencia sexual infantil?

Repórtalo al número de emergencias 911 o acude a cualquier agencia del Ministerio Público o a la Fiscalía Especializada en Delitos Sexuales y Violencia Familiar.

También puedes asesorarte en el DIF o la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes del Estado u de tu municipio.

Fuente: Guía para padres y madres de familia. Cómo prevenir el abuso sexual contra nuestros hijos e hijas. UNICEF.

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